¿Por qué elegir cuidarme molesta tanto a los demás?

Cada vez que digo que entrené el fin de semana, que fui a desayunar y que estuve tranquila en casa, se ríen. Parece que, para ellos, si no volví con resaca un lunes, no tuve un buen fin de semana. Me critican porque mi vida no se parece en nada a la suya y les parece que “no la estoy disfrutando”.

Si me preguntan por discotecas y les digo que no sé porque no suelo salir a esos planes, se burlan. Si llevo comida saludable al trabajo, hacen comentarios. Si no salgo a fumar, les molesta. Incluso me han dicho que quedo mal con mis jefes por no participar en sus comidas colectivas llenas de ultraprocesados. ¿En qué momento decidir cómo vivir mi vida se convirtió en un problema para los demás?

Lo más absurdo es que esto no es nuevo en mí. Siempre he sido así. De niña, mientras otras hablaban de novios, yo leía. Mientras iban de compras, yo pintaba, patinaba o bailaba. Nunca he querido encajar y tampoco me ha importado. Pero últimamente siento que todo el mundo tiene algo que opinar sobre mis elecciones.

Incluso mi propia hermana me ha dicho que soy una obsesiva, que esto es una “fiebre” y que se me pasará. Pero para mí no es una moda ni una fase. Me estoy preparando para mi primera maratón, me gusta entrenar, disfruto de la tranquilidad de mi hogar y elijo lo que me hace sentir bien.

Últimamente, en los almuerzos de la empresa, simplemente como y hablo cuando quiero. Me cansé de intentar sacar temas de conversación que no me llenan. Si quiero hablar, hablo. Si no, no. ¿Está mal? ¿Por qué cuesta tanto aceptar que alguien pueda disfrutar su vida de una manera distinta?